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Geografía
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Suecia - 6ª parte
l Estado sueco es una monarquía constitucional hereditaria, en el que la separación de los poderes quedó consagrada por primera vez en el mundo por la Constitución de 1809. El poder ejecutivo está en manos del Consejo de Estado.
El legislativo, ante el cual responde el primer ministro, es ejercido por una cámara única, el Riksdag, de 349 miembros elegidos cada tres años por sufragio universal. El poder judicial está presidido por el Tribunal Supremo y consta de una figura encargada de defender a los ciudadanos ante los excesos de la administración: el Ombudsman.Se suele decir de la literatura sueca que es la más tardía de todas las escandinavas; en efecto, tras un período de transformación, el sueco adquiere caracteres propios a fines del s. XI y hay que esperar hasta el s. XIII para encontrar los primeros textos en lengua sueca de algún relieve, aunque obras de carácter literario no aparezcan hasta la centuria siguiente, a través de baladas influidas por la poesía caballeresca francesa.En la primera mitad del s. XVI, la traducción de la Biblia al sueco bajo el reinado de Gustavo I Vasa fija el idioma escrito. En el s. XVII se inicia la poesía sueca con Georg Stiernhielm, destacada figura de la corte de la reina Cristina y autor de la epopeya alegórica Hércules (1658), y con Urban Hiärne, creador de la novela pastoril Stratonice (1666). Pero la literatura moderna sueca nace con el romanticismo, a principios del s. XIX. Los dos centros intelectuales de Suecia son por entonces Uppsala y Lund; en la universidad de la primera surgen dos grupos que se han de disputar la supremacía del movimiento romántico: los Góticos, como Erik Gustav Geijer y Esaias Tegner, autor de la famosa Saga de Frithiof, y por otra parte los Fosforistas, influidos por la literatura alemana y encabezados por Daniel Amadeus Atterbom y Erik Johan Stagnelius, cuya refinada obra habrá de recibir la admiración posterior.
En la transición al realismo sobresale Carl Jonas Love Almqvist, autor de los primeros relatos realistas suecos. El último gran escritor del período de transición es Víctor Rydberg, entre cuyas novelas se destaca El último ateniense. La transformación social que traen al país los avances de la Revolución Industrial, con sus secuelas psicológicas y morales, tendrá vigoroso reflejo en la literatura, que a partir de entonces acentuará su carácter de crítica social. La obra dramática de August Strindberg (1849-1912), en la que destacan célebres piezas como La señorita Julia, Infierno, La danza de la muerte o La sonata de los espectros, tiene un papel irremplazable en la evolución de teatro moderno, al romper con el romanticismo tardío e inaugurar el expresionismo teatral. Con Strindberg penetran en la literatura sueca los más agudos y sutiles conflictos de la psicología moderna, y un vigor poético que se dirige, sobre todo, a fulminar la sociedad contemporánea.La narradora Selma Lagerlöf, muy difundida autora de La leyenda de Gösta Berling, obtuvo el premio Nobel en 1940. Ya en el s. XX sobresale la obra de Pär Lagerkvist, premio Nobel 1951, empeñado siempre en una búsqueda angustiosa de valores absolutos a través de la poesía, el drama y y de excelentes novelas como Barrabás y El enano. Los nombres de los poetas Harry Martison y Eyvind Johnson, premios Nobel de 1974, así como el del novelista Lars Gustavson, marcan importantes hitos de la literatura sueca actual.